- Shirly
- 8 jul 2024
- 2 Min. de lectura
Meditar NO es poner la mente en blanco
"Lo que pasa es que mi mente no para, no puedo poner la mente en blanco, por eso no me sale meditar"
¿Sabes la cantidad de veces que me dijeron esto? y yo sonrió.
Me resulta divertido porque yo pensaba lo mismo.
Cada vez que me hablaban de meditar, me imaginaba un monje budista, vestido de naranja, sentado en silencio, con mucha paz, logrando tener su mente en blanco durante muchas horas. Es decir, algo idealizado y casi imposible de lograr.
Tuve la suerte de hacer un curso a mis 19 años donde me enseñaron, entre otras cosas, a respirar de forma consciente. Y la práctica sostenida de estas respiraciones, me llevaron a percibir sensaciones nuevas y muy poderosas en mi cuerpo y mente.

Cuando le conté a la instructora lo que sentía, me explicó que había entrado en un estado meditativo, de mucha calma y claridad mental. Disfruté tanto esa sensación, que me propuse sostener esa práctica e incorporar el hábito a mi rutina.
Me gusta entender la meditación, como un momento de pausa, de paréntesis, de silenciar lo que está sucediendo ahí afuera.
La entiendo como una práctica de concentración en algún elemento: en mi respiración, un mantra o conteo de tiempos, lo que me permite sumar perspectiva y claridad mental. A nivel físico, naturalmente la respiración se enlentece, lo que le indica a nuestro organismo que puede relajarse y soltar ese control, que tantas veces nos mantiene rígidos, duritos y tan contracturados.
Cuando te sientes a respirar profundo durante 10 minutos, van a aparecer un montón de pensamientos, va a aparecer pasado y futuro. Van a aparecer pendientes, listas de supermercado, cosas por resolver.
El punto es que puedas volver una y mil veces a tu respiración o ese mantra elegido.
Ese es el entrenamiento.
Eso es lo que te va a permitir ser observador de tu pensamiento y entender que no sos ese pensamiento ni esa emoción.
Esa es la perspectiva panorámica de la cual te hablo.
En este episodio del podcast Bajemos un cambio, te cuento por qué te hace tan bien incorporar esta herramienta a tu vida.
Y te invito a practicar conmigo.
¿Te animas a usar la respiración a tu favor? Este es el primer gran paso para tu práctica de meditación.
Contame cómo te sentis luego de hacerlo y lo que necesites, no dudes en escribirme.
Con amor y presencia,
Shir
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